Las alteraciones en el sueño son muy frecuentes en los niños con trastornos en el desarrollo.
Valentina tenía periodos en los que no dormía o se despertaba varias veces durante la noche. Durante varios años su despertar fue puntual, se levantaba de la cama a las 3 de la mañana, tomaba sus juguetes y después se asomaba a la ventana y miraba un rato a la luna.
Al escuchar ruido en su recamara invariablemente me levantaba a cuidar su desvelo. Me sentaba a lado de la puerta. Cuando la luna no se lograba ver por su ventana no tardaba y regresaba a la cama o a seguir con sus juguetes.
¿No viste a la Valentina? le preguntaba.
Una de esas noches, mientras estaba parada en la ventana, tomé uno de sus cuadernos y anoté: Valentina busca a la luna, ¿qué le habrá contado esta noche?
Después de tener un borrador del cuento, lo guardé sin pensar mucho en hacer una publicación.
Mi hija asistía a un colegio regular en donde yo la acompañaba durante toda la mañana. La escuela, de las primeras en la zona en aceptar niños con TGD, acordó incluir en un aula a Valentina así que yo era su sombra en el salón.
En uno de los recreos, Vale se sentó cerca de los columpios, le gustaba ver el balanceo de los niños, el ir y venir del juego, y empezó a reír. A los pocos minutos los niños que se columpiaban se bajaron, la miraron y se fueron del área. Regresaron con una cubetita con piedras y se la vertieron en la cabeza. Las maestras y yo corrimos, les llamaron la atención mientras yo le sacudía el polvo a mi hija.
Al regresar a casa pensé que los niños habían hecho eso como una defensa a la risa de mi hija, no eran niños malos simplemente desconocían qué sucedía con ella. La escuela en ese momento no tenía un programa de intervención para niños neurodivergentes en donde la inclusión no solo fuera física del chico al aula, sino de información a alumnos, maestros y padres de familia. Entonces situaciones complicadas se presentaban y se iban resolviendo en la marcha.
Valentina, Mona y la luna sale del cajón pensando acercarse a los niños y de una manera muy sencilla introducirlos al tema con la idea que leyendo junto a los padres se pudiera dar un diálogo y se dejara de ver con rareza a los niños que actúan distinto a ellos. En una parte del cuento hay un apartado para padres donde se explica qué es el autismo y así puedan ellos también tener un poco de información.
Ayúdanos a fomentar siempre el respeto, que las diferencias no sean motivo de miedo para acercarte a un niño o una persona que tiene un trastorno en el desarrollo o una discapacidad. Todos somos distintos.
Por Leticia Velasco
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